sábado, 25 de agosto de 2007

El Amarillismo, la taxidermia y la política

Lo que pensé leyendo a LA IGNORANCIA COMO NEGOCIO en PALABRAS PALA

El culto a lo muerto, la necrofilia, la coprofagia, el morbo sangriento, son, entre otros, gustos que no comparto, es difícil para mi entender el placer de ver cadáveres descuartizados, o aún completos, más aún si son reales y no obras de ficción creadas con fines de generar algo en un espectador

¡Pero como gusta ese producto! Al lado de los ríos de sangre, corren, paralelos, ríos de billetes; es un inmenso y lucrativo espectáculo

Lo más evidente desde luego son los medios que reconocemos como “amarillistas” pero no se puede ocultar que con similares colores -rojo y amarillo- está teñida casi toda esa industria de los “medios”

Lo que vende parece ser el morbo y ¿a que me refiero con esa palabra?

Morbo. (Del lat. morbus). m. enfermedad (ǁ alteración de la salud). || 2. Interés malsano por personas o cosas. || 3. Atracción hacia acontecimientos desagradables. || ~ comicial. m. Med. epilepsia. || ~ gálico. m. Med. Bubas o gálico. || ~ regio. m. Med. ictericia. || tener ~ algo. fr. Producir morbo (ǁ interés malsano). □ V. cólera ~.(Microsoft® Encarta® 2006. © 1993-2005 Microsoft Corporation.)

Es la tercera acepción de la que hablo y eso es lo que el gran público compra, es en fin, nuestra propia sombra vergonzosa, ¿Será acaso ese atávico placer de saberse “vivo en medio de tantos muertos”?

Conozco coleccionistas de recuerdos de suicidios, escucho carcajadas alborozadas ante asesinatos y ejecuciones filmados para la amorfa masa de espectadores de Internet, y pienso que no existe ninguna diferencia con los asistentes a las hogueras de la inquisición o a las crucifixiones romanas.

Adoradores de la auténtica crueldad, el irresistible placer del mal, adictos al espectáculo de la muerte

¿Pero de donde esta sensiblería? ¿Será que del constante contacto con las infamias que se conocen a diario de primera mano en los Juzgados me he reblandecido al punto de la putrefacción?

Tal vez otros se momifiquen y endurezcan, alcancen por esta vía la “insensibilidad clínica” de que hablan los médicos, pero a mi me asquean esos horrores; no se me van rápidamente de la retina cuando los veo sin buscarlos

Prefiero el arte o el artificio, aunque sean una mentira, prefiero el sueño o la poesía, así sea al final un claro síntoma de esquizofrenia: La creación de un mundo paralelo, alterno y existente solo para “el enfermo”

Pero como oí decir que la taxidermia también es un arte me pregunté por su probable significado, se trata en principio de trofeos, primero de guerra y luego del cazador o viceversa

Si pienso en trofeos de guerra la horripilante imagen de cabezas decapitadas de campesinos – guerrilleros o no - colgadas en un árbol de la selva de Urabá, que alguna vez escuché en un relato de la guerra en Colombia, me estremece por su extrema crueldad

Solo se me ocurre que esa conmoción puede resulta grata, en sentido figurado: Que tal si las cabezas que colgaran, en una lustrosa sala del senado fueran las de los cientos -¿o miles?- de “lagartos”, como se le dice por aquí a nuestra fauna politiquera especialista en robarse lo público: delincuentes de cuello blanco como se les conoce en el contexto internacional.

Bueno admito que la idea mejora un poquito si cambiamos las cabezas por sus retratos como se piensa hacer en unos cuantos muros de la “infamia” en Bogotá con los delincuentes sexuales.

Aún así no me cuadra el gusto por esa variación de la taxidermia

La razón es muy sencilla, volver a la “Picota Pública”, “El San Benito”, la retaliación o las ordalías, formas antiguas de castigo infamante que demostraron su ineficacia e injusticia a través de la historia

No solo es renunciar a cientos de años de civilización, el tal muro de la infamia es absolutamente inútil y contraproducente: El escarnio público no es ni más ni menos que un espectáculo

Ni los violadores de niños -o de adultos-, cambiarán un ápice su conducta, con ser elevados a la fama por los medios, ni los corruptos administrativos se “santifican” o salen de circulación con el escarnio, por el contrario el efecto es contrario y termina en apología del delito

Nuestra historia reciente nos muestra la reelección por voto popular para condenados por, entre otras, robarse los dineros públicos, es para mi un misterio escudriñar las razones, pero el caso es que termina por rodearlos un aura de mayor apoyo popular, parece que la evidencia de la continua impunidad para unos y otros no hace más que gritar a los cuatro vientos; “Ellos ya lo hicieron y nada les pasó, hágalo usted también, únase a la cruzada nacional, el problema no es robar (delinquir) sino dejarse pillar, el asunto no es violar, sino cuantas veces lo repites y que tan famoso te vuelves impunemente antes de que a alguien le parezca importante

Pero recuerden que en el fondo no se trata de solucionar nada, ni la violencia sexual, ni la corrupción administrativa, se trata de mantener andando una máquina de hacer dinero que no funciona con gasolina, sino con sangre y mierda

Puestos uno seguido del otro, el amarillismo, la taxidermia y la política, nota uno que son de la misma familia: La Infamia

2 comentarios:

PALA dijo...

El roce permanente con la muerte, con la infamia, con la vergüenza humana no tiene porqué contagiarnos, obligatoriamente.
Te leo y lo compruebo una vez más.
Todos cargamos una dosis de putrefacción, eso es innegable, esa condición -con sus dolores y sus culpas- no tiene que abortar nuestra búsqueda de humanidad y de conciencia social.
A tu lado -lo se- pasa la muerte a diario con sus peores trajes. ¿Sabés algo?
Es tal vez por eso que tu alma bellamente humana resalta mucho más.

juan dijo...

...amarilla la mirada, negras las intenciones, verde la piel, rojo el ánimo, violeta la flor, dorado el bolsillo, blanco el pañuelo y el cuello, café muy café el rastro sucio que dejan atrás.

Y luego te dicen que son de sngre azul...