martes, 22 de febrero de 2011

El tiempo no es oro

Imagen: La persistencia de la memoria, Salvador Dalí

Ver: Banco de Tiempo

Dicen los evangelizadores:
“…El tiempo bien aprovechado es fuente de riqueza.
Pueblo que es avaro del tiempo, y que trabaja con tesón, es pueblo rico.
Persona afanada siempre en sus tareas, no sabe lo que es la pobreza agobiante.
Acostumbrarse a ser avaro del tiempo es aprender una de las ciencias más provechosas de la vida. Es aprender a ser rico, a ser de carácter, a ser virtuoso.
Más todavía, el aprovechar el tiempo las veinticuatro horas del día es lo más propio del cristiano. Porque ese refrán tan certero —el tiempo es oro—, en cristiano lo hemos traducido de otra manera, y decimos: el tiempo es eternidad
…”
http://www.riial.org/evangelizacion/030%20El%20tiempo%20es%20oro.pdf




Estoy completamente en desacuerdo con esa opinión, incluso enunciado por enunciado me parece un panfleto retardatario y ofensivo para el “sagrado” derecho al ocio, a decir verdad, prefiero la opinión de Marcel JOUHANDEAU: Como no tenemos nada más precioso que el tiempo, no hay mayor generosidad que perderlo sin tenerlo en cuenta.

¿Y a que viene esto?, bueno, el video este con que inicia este post “El banco de Tiempo”, que me envió un amigo, me generó una reacción alérgica que en principio me impidió verlo, prejuzgando se me antojó que no me gustaba para nada el título y por eso reservé un momento de ocio para verlo con calma y poderlo desechar tranquilamente; la razón de mis sospechas eran infundadas, lo que no me gusta es el simple título o nombre por un recuerdo de mi temprana juventud, un librito que leí por sugerencia de mi amigo Pala, se llama Momo, de Michael Ende, para ahorrar (tiempo...) trascribo la sinopsis tomada de Wikipedia así:

Sinopsis

En las ruinas de un anfiteatro, justo afuera de una ciudad italiana sin nombre, vive una niña huérfana llamada Momo, que posee la habilidad extraordinaria de saber escuchar. Escucha de una manera tan especial que es capaz de encontrar las respuestas a los problemas de quien habla con ella, de hacer amistades e inventar juegos muy divertidos, hasta el extremo de que en su barrio la frase Vete a ver a Momo se ha convertido en proverbial. Momo tiene amistad con todos y especialmente con el barrendero Beppo y el guía turístico Gigi (también conocido como Gigi Cicerone o Girolamo).
Esta atmósfera placentera acaba con la llegada de los Hombres Grises, unos extraños individuos que representan al Banco de Tiempo y promocionan la idea de ahorrar tiempo entre la población (tiempo que puede ser depositado en el Banco y devuelto al cliente después, con interés). En realidad, hacen que la gente lo olvide todo salvo su obsesión por ahorrar todo el tiempo posible para un hipotético uso posterior. Gradualmente, la siniestra influencia de los Hombres Grises afecta a toda la ciudad: la vida se convierte estéril, se deja de hacer todo lo que se considera perder el tiempo, como el arte, la imaginación o incluso dormir. Los edificios y las ropas están hechos exactamente de la misma forma para todos y el ritmo de vida se torna ajetreados. En realidad, cuanto más tiempo ahorra una persona, menos tiene: los hombres grises lo consumen en forma de cigarros, hechos de pétalos secos de los lirios-horas que representan el tiempo. Sin esos cigarros, los hombres de gris no pueden existir.
Momo, por su especial personalidad, se convierte en un obstáculo para los planes del Banco de Tiempo. Los hombres grises intentan infructuosamente deshacerse de ella. Momo, junto a la tortuga Casiopea (que se comunica con ella gracias a los mensajes luminosos de su caparazón) se enfrentará a la dictadura de los hombres de gris y terminará con ellos. Para ello Momo deberá ir al mismo manantial del tiempo.

Idea principal
La idea principal de Momo puede ser visto como una crítica al consumismo. Muestra el peligro de verse seducido por los intereses ocultos de empresas que cuentan con el suficiente poder como para influir en el estilo de vida de la gente. En el mismo sentido es también una profunda crítica al modelo racional de concebir el tiempo, un modelo economicista que olvida esos pequeños momentos y sensaciones que sin tener valor económico y por tanto puedan parecer superfluas, son realmente importantes en la vida humana que siempre tiene una vertiente espiritual.

(tomado de http://es.wikipedia.org/wiki/Momo_(novela)

Es una buena reseña, pero no dudo en recomendar que se derrochen descaradamente el TIEMPO en ese escritor.

Entenderán ahora mi preocupación inicial, pensé estos banqueros HP, ahora también nos quieren robar el tiempo, como nos roban el dinero, y me acordé de algo que alguna vez escribí a modo de verso, aunque nada rime con nada y que otro día colgué por aquí:

Juego de palabras...
Mutación
(… o de como aprendieron a gustar del sol)

Están entre nosotros,
Ya no odian el ajo,
No temen a crucifijos,
No solo chupan sangre,
Vampiro, Bampiro,
Banpiro, Banquero…

Bueno, a decir la verdad, también me acorde de otro escrito mas viejito que también comparto con ustedes:


Tiempo muerto

No ahorre tiempo, no es rentable...
¿Dónde guardamos el tiempo que no gastamos?, ¿Quién nos lo recibe?, al fin y al cabo, si es que pudiéramos recoger en algo el tiempo que buscamos con las carreras y los afanes, cuando lo necesitemos estará pasado, será tiempo de muy mala calidad, será tiempo cansado, tiempo viejo o tiempo enfermo y que además no sabremos en que usar, será ocio insensato, tiempo para el arrepentimiento y la culpa, tiempo para la queja y en todo caso, tiempo que dejamos de disfrutar cuando estaba fresco, sabroso, virgen, impetuoso.

Ahora, después de especular con lo que quizás era eso del banco de tiempo y haberlo visto en realidad, la verdad me parece una buena idea, aunque poco práctica, no creo que mis servicios le interesen a alguien a cambio de una narración de viajero, una chocolateada con parva, compartir música que nos estremece, clases de baile de tango que finalice con masaje, la explicación u opinión de versos de Neruda, una guitarriada con tiple, en fin, las cosas que me gustaría recibir a cambio....

Todo esto para decir que me pareció buena la idea del “trueque de servicios”, que me suena mas bonito que BANCO DE TIEMPO, como un acto pacífico de rebelión al consumismo despiadado que nos acecha