miércoles, 7 de febrero de 2007

- Un día no existirán más mamut.

Ella lo miró tiernamente, sin ánimos de entender ese dejo de nostalgia en la mirada del hombre tan rudo que la había salvado de una muerte segura a manos de los dientes de sable...

- Es una suerte saber que los hombres moriremos mucho antes que el último de los mamut – decía frunciendo el ceño con una mirada feroz - pues no será tampoco posible vivir sin los mamut.

Los pensamientos de ella, silenciosa a su lado, cerca de la hoguera que les tibiaba la noche, reparaban en que cada vez era para ella más difícil recolectar las bayas agrias con que acompañaban la dura carne de mamut y sus penosos días esperando el regreso de los hombres de la cacería que frecuentemente se prolongaba más de lo acostumbrado, no quería volver a perder a su hombre, los anteriores habían sido muy crueles con ella y no le hablaban, este, en cambio, le contaba extrañas historias de cosas que aún no habían pasado pero que, con seguridad, pasarían, porque las decía con una firmeza tal que cualquiera que escuchara no dudaría que tenía poderes mágicos para conocer el tenebroso futuro que espera a los hombres.

Dulcemente pasaba sus delicadas manos sobre la enmarañada barba de aquel rudo hombre de grandes manos y mirada triste...


3 comentarios:

juan dijo...

¿quién no se ha sentido alguna vez como el último pensamiento de un dinosaurio a punto de extinguirse?

Siempre dijo...

Y parece que los contadores de historias permanecen, más allá de los mamuts, las extinciones...Pienso en las historias que se narraran cuando se acaben los osos articos...

teceo dijo...

"... Somos cazadores errantes, el fuego nos da calor, la luz rompe la oscuridad y ahuyenta a los animales hambrientos; cerca de la fogata, cuando la oscuridad nos rodea podemos vernos y hablar, cuidamos de la flama y la flama cuida de nosotros, los astros no están cerca de nosotros, si subimos a una colina o a un árbol no nos acercamos más, brillan con una blanca y fría luz lejana, miles de ellos por todo el cielo, pero solo en la noche, me pregunto, ¿Qué serán?, una noche pensé que los astros eran flamas, dan un poco de luz en la noche como lo hace el fuego, tal vez los astros son fogatas que otros nómadas encienden en la noche, los astros dan una luz mucho más pequeña que las fogatas, así que deben estar muy lejos, me pregunto si nuestras fogatas parecerán estrellas a la gente del cielo, pero ¿Por qué no caen del cielo esas tribus extrañas?, esos seres en el cielo deben tener grandes poderes."

Carl Sagan. Cosmos “El Espinazo de la Noche”