miércoles, 23 de enero de 2008

Ivan, El perro


Me sorprendió que me presentara a su perro antes que a si mismo.

- Este es Iván, mi amigo, - me dijo con su mueca sonrisa llena de satisfacción, cual padre orgulloso que muestra las fotos de grado de un hijo a una visita inesperada.

Yo solo atiné a reír y repetir que seguramente sería mucho mejor amigo que cualquier hombre y él, con gesto de haber escuchado la verdad de su vida, tan obvia que era innecesaria la repetición, dijo que no había nadie mejor.

Mis pensamientos vagaron hasta otros perros famosos de mi presente, Lolita y su inseparable amiga marisa, Pepito y sus hijos miguel y ana, Luna, la adoptada, Bruno y Paco y los cruz, la Gallada de jairo y amparo...

Lo que nos hace verdaderamente humanos – según algunos- es la amistad, como si serlo fuera una virtud en si misma, otros, en fin, dicen cuanta exageración se les ocurre respecto a lo que significa ser amigo y de tantas repeticiones el asunto se vuelve soso y baboso, como esas eternas presentaciones que no cesan de llenar el correo y te amenazan incluso con hacerte sentir malvado si te niegas al automático “reenviar”.

Me pregunto entonces, si eso es así, si es tan auténticamente humana la amistad, ¿Por qué puede existir y ser más sincera entre un humano y un no humano?.

No he sido de mascotas y hasta he afirmado que es una especie de aberración ser cruel y despiadado con los hombres, - hablo de ir más allá del simple desprecio o indiferencia - y al mismo tiempo tratar a un animal o una planta como si fuera un igual o más y otorgar privilegios que se niega aun para a si mismo.

Ese hombre pobre, solo y abandonado me dio evidencia de mi error.

No fueron necesarios mayores datos para elaborar su biografía, vivía solo con su amigo Iván en un ranchito que encontró abandonado en el cerro “Cristo Rey” y que otro desposeído había dejado a nadie tras su muerte repentina; dos tinajas, un fogón de leña, unos cuantos andrajos, un radio de pilas y su tesoro: Iván, eran todos sus haberes; subsistía del rebusque en la plaza de “ciudad” Bolívar.

Me extrañó su petición “Tómele una foto a mi perro” era lo único que quería y cuando acepté fue como si le hubiera obsequiado el más grande de los regalos.

Conmovido regresé por mi ruta de caminante pensando en lo diferente que es la felicidad para cada quien.

No comprendí en ese momento en que consistía el placer de que un desconocido le tomara una foto que nunca vería a su único ser amado, pensé que el correo electrónico era una excentricidad ofensiva para ese hombre, así que prometí enviarle la foto y no tardé en cumplir mi gratuita oferta.

Supongo que esa foto estará ahora en un rincón de su choza y que fue un motivo de celebración y orgullo para esos dos amigos… uno de ellos recordará a ese extraño que se reía de nada y “que nos tomó una foto”.

(Inspirado por un relato de viaje de mi amigo Germán Vallejo)

4 comentarios:

PALA dijo...

Germán Vallejo tiene razón.
Y vos también.
Es seguro que interpretamos a nuestro acomodo muchos de los comportamientos de los animales, pero yo no dudaría en llamar amigo a un personaje con pelos que sería capaz de arriesgarse por mi.
Va para vos un abrazo desde el Sur, con la fidelidad de los perros.

Liliana dijo...

Perros y gatos son grandes amigos del hombre y la mujer. ¿Cómo explicarlo mejor de lo que lo has hecho?
Yo sólo siento ternura cada vez que pienso en el perro que nos acompañó, a mis hijos y a mí, durante 19 años.
Muy sensible tu post. Como siempre, me gusta leerte.
Un abrazo desde Baires.

Anónimo dijo...

ey!, es ya "trivial" hablar de ciertas cosas, como de la amistad por ejemplo, lo que no es muy común, ni cotidiano, es encontrar gente que con temas repetitivos puedan producir sentimientos nuevos en los otros. Eso fue lo que me produjo su escrito, sentimientos nuevos a cerca de tan "trivial" tema.

Anónimo dijo...

ey!, es ya "trivial" hablar de ciertas cosas, como de la amistad por ejemplo, lo que no es muy común, ni cotidiano, es encontrar gente que con temas repetitivos puedan producir sentimientos nuevos en los otros. Eso fue lo que me produjo su escrito, sentimientos nuevos a cerca de tan "trivial" tema.